MOLARES DEL JUICIO
Gracias al proceso evolutivo del hombre y debido al cambio de los hábitos de alimentación, el cuerpo humano va cambiando con el paso de los años. Entre los cambios evidentes que se están
produciendo, se encuentra la transformación progresiva de los huesos de la cara y por ende, la transformación de los dientes que se forman en el interior de la mandíbula y del maxilar.
La dieta actual no requiere del uso extremo de la masticación, ya que todos los alimentos cocinados son bastante más suaves y cada vez los molares son menos utilizados. En el caso de los terceros molares (muelas del juicio) la evolución ha generado que estas comiencen a desaparecer y por lo general cuando se forman no erupcionan correctamente, es decir, no salen del todo o salen en una posición inadecuada.
Esta deficiencia en la erupción de las muelas del juicio, puede generar diversos problemas en la boca del paciente.
Cuando los terceros molares no tienen una posición correcta no pueden ser limpiados y el resultado es la formación de caries dental.
Por otra parte, cuando estos no han erupcionado del todo, por falta de espacio y se quedan a medio camino, cubiertos ligeramente por la encía, existe el riesgo de que la encía se inflame o se infecte y produzca fuertes dolores que acaben en la necesidad de realizar la extracción de la muela del juicio.
Para prevenir estos problemas, es importante que en las revisiones anuales del dentista, las muelas del juicio sean evaluadas mediante una ortopantomografía o radiografía panorámica, para complementar el examen intraoral y saber en qué situación se encuentran los terceros molares de cada paciente. Si durante la valoración se detecta algún existe riesgo potencial de problemas, entonces lo ideal es la extracción del tercer molar.